Nunca dejes de soñar

Nunca dejes de soñar

Nunca dejes de soñar,
por favor no lo hagas nunca,
aunque las aguas te quemen,
aunque el vino amargo torne,
aunque las rocas se espanten,
aunque el viento mismo sangre,
aunque el sol sus rayos hiele
y la luna se suicide.

Nunca dejes de soñar,
por favor no lo hagas nunca,
aunque tu voz agonice,
aunque tus ojos se nublen,
aunque tus pasos se arrastren,
aunque tu corazón llore,
aunque tu alma más no brille
y tu mundo Hades devore.

Nunca dejes de soñar,
por favor no lo hagas nunca,
que tu pausa sea arrojo
y tus ruinas resiliencia:
por favor nunca te rindas,
por favor nunca sucumbas…

Esto llamado hoy real,
este presente tan cierto,
indiscutible y tangible
(unas veces tan perverso
y otras veces tan radiante,
pero siempre fascinante)
es producto de esos sueños
insistentes y obstinados,
negados a atrás marchar
y habitar el frío olvido.

Nunca dejes de soñar,
por favor no lo hagas nunca.

Jonathan Estrella

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